Ginés si cambio de habitación. Y tan temprano, ya estaba saliendo y entrando con Dana como si nada. Era obvio: los dos habian pasado la noche juntos en el mismo cuarto.
Pamela sintió un asco repentino, como si el estómago se le revolviera.
Evitando cruzarse con ellos, se metió de nuevo a su cuarto y corrió al baño, esperando poder vomitar algo, aunque fuera un poco de ese malestar que la ahogaba
Pero al final, no salió nada
Últimamente tampoco tenia mucha hambre ¿Será que su cuerpo estaba peor de lo o que p
pensaba?
Pamela se quedo mirando su reflejo en el espejo. Su cara lucia cansada, ojerosa, como si la vida se le estuviera escapando gota a gota. Un escalofrio le recorrió la espalda.
Las personas éramos más frágiles de lo que nos gustaba admitir,
Al menos, penso, habia despertado a tiempo, antes de llegar a un punto sin retorno.
Todavia le quedaba tiempo. Podia volver a ser ella misma.
Con esa idea, se retocó el maquillaje, esforzándose porque su imagen reflejara algo de energía y ánimo, asi fuera solo par fuera
Después, pidio a la administración de la posada que le consiguieran un carro para bajar del cerro. Fue entonces cuando sono su celular: era su abuelita.
Su abuelita siempre fue una mujer seria y reservada. Desde que su abuelo falleció, ella volcó todo su esfuerzo en sacar adelante a sus hijos y nietos. Desde que la mamá de Pamela murió, la abuelita se volvió todavía más callada, aunque siempre estaba pendiente de Pamela.
-¿Abuelita? -Pamela aclaró la voz antes de contestar, queriendo sonar lo más normal posible.
Ya desayunaste?-La voz de Moana Vivez sono cálida y preocupada,
El corazon de Pamela se apacigué un poco, como si el cariño de su abuelita la envolviera.
-Si, abuelita, justo estoy desayunando. ¿Ya me anda extrañando?
Moana solo una risita suave.
-Nada más te llamaba porque tejidos bufandas, una para ti y otra para Ginés. Ya empieza a hacer más frío, y m
y me gusta que anden bien abrigados. ¿Cuándo tienen tiempo de venir por ellas? Y de paso, se quedan a comer, les preparo costillitas con calsa de ciruela, que sé que te encantan.
Pamela bajo la mirada, conmovida.
-Abuelita, no se preocupe tanto, no se canse por nosotros
-No es lo mismo, mi niña. Sé que casarte con alguien de familia acomodada no es sencillo. Yo no puedo ayudarte mucho, pero por lo menos puedo hacerte sentir un poquito mi cariño. Trata bien a Gines, y si el tiene tantita conciencia, va a tratarte bien at, ¿verdad?
Pamela sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas. Se enjugó la esquina del ojo con la yema del dedo
– anda muy ocupado estos dias. Pero…
-Siempre hay tiempo para una comida -interrumpió la abuelita, firme¿Por que no se dan una vuelta en estos dias?
La abuelita extrañaba verios, eso se notaba
Pamela lo pensó un momento y terminó cediendo.
De acuerdo, aborta. Haré lo posible
En el fondo, sabia que la conversación sobre su divorcio también debía pasar por ahí. Ginés tendila que explicarle las cosas a la abuelta, hablario de frente, que todo quedara claro y sin rencores.
Para la abuelita, hasta los problemas más grandes tenian una explicación. Pamela no queria que terminara enterándose de
la infidelidad de Ginés, preferia que simplemente pensara que no se entendieran, que no funcionó.
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Capitulo 16
Eso si, Ginés tendria que hacerse cargo de hablar con la abuelita.
Con esa decisión, Pamela se armó de valor y salió del cuarto.
Camino hasta la puerta de la habitación de Ginés y notó que estaba entreabierta.
Se acercó para tocar, pero al asomarse por la rendija, vio a Dana abrazando a Ginés por el cuello, en puntas de pie. Ginés apenas la rodeaba por la cintura, inclinado hacia ella, como si fueran a besarse.
Los ojos de Pamela brillaron, sorprendidos.
Se quedó paralizada. Fue como si el tiempo se detuviera.
De pronto, unas manos la empujaron con fuerza. Pamela sintió que la cabeza le daba vueltas y casi pierde el equilibrio…
-¿No tienes vergüenza? ¿Cómo te atreves a espiar a los demás?-la voz de Soraya, aquda y furiosa, la sacó de su estupor.
Soraya habia aparecido de la nada, su cara bonita retorcida en una mueca de rabia, mirándola como si Pamela fuera la peor persona del mundo.
El alboroto hizo que Ginés y Dana salleran enseguida.
Dana, por una vez, funció el ceño y la miro, apretando los labios, sin decir nada.
-¿Te gustó lo que viste? -Ginés soltó, la mirada dura, una sonrisa a medias que no era para nada amable.
No necesito gritar ni decir nada más. El reclamo estaba ahi, flotando en el aire, apretando el pecho de Pamela como una soga.
Capitulo 17