Capítulo 7
[A un día de la boda, esta última etapa parecía ser una oportunidad para ti, pero en realidad, era para mí. Era para asegurarme de que, cuando nos separáramos, no me quedara con ningún arrepentimiento. Así que observé tus acciones con indiferencia, viendo cómo me lastimabas, cómo lo hacías sin remordimientos, hasta que al mirarte ya no sentía amor alguno, ni siquiera un mínimo estremecimiento. Incluso comencé a encontrarte repugnante. Alfonso, nuestra historia se ha terminado para mí.]
Recogí mis cosas, apagué el celular y me subí al avión sin mirar atrás.
Siempre he sabido que algunas personas solo están destinadas a estar en mi vida por un tiempo breve.
Si me equivoco en el amor, tendré el valor de soltarlo, de seguir adelante. Siempre habrá un final en el camino.
Pero debo admitir que estoy un poco ansiosa.
Alfonso, también he decidido huir de nuestra boda mañana. ¿Te sorprende?
En mi tercer año en Londres, me sumergí completamente en mis estudios y conseguí un puesto como profesora asistente.
Poco antes de graduarme, una amiga de la universidad me invitó a tomar unos tragos.
-Hace unos días regresé al país, ¿adivina a quién vi?
-¿A quién?
—A tu ex, el que jugaba con dos mujeres a la vez.
Mi amiga estaba indignada. -Ese cabrón, me encontró y empezó a actuar como si fuera el más enamorado del mundo.
Al escucharlo, me sentí increíblemente tranquila. —¿Él fue a buscarte?
-No solo a mí, buscó a todos tus compañeros de la universidad que pudo. Pero tú fuiste clara: que no le dijéramos nada sobre tu paradero, y tu familia también mantuvo el silencio. Así que estaba como loco.
Levanté mi copa y brindé con/ella. -Ya no me importa.
-Claro que no merece que te importe. Antes de irme, me pidió que te entregara un vestido de novia, decía que te seguía esperando. ¡Qué ridiculez! Nadie le pidió que lo hiciera.
Me encogí de hombros. -Ya es cosa del pasado.
No me voy a aferrar a un final que no esté a la altura del proceso vivido.
1/3
Capítulo 7
No hay heridas incurables ni hundimientos sin salida.
Con el tiempo, lo he superado.
-Pero aun así, logró meter esto a escondidas en mi mochila, ¡qué cobarde!
Me pasó un álbum de fotos que le había pedido que hiciera a mano.
Estaba lleno de fotos de nosotros, desde que apenas nos conocíamos hasta que nos
enamoramos.
Cada página registraba nuestra historia de amor.
En la última página, había escrito con su letra firme: “Noelia, te quiero“.
Mi amiga lo vio y me miró con preocupación. -Oye, ¿no te vas a emocionar, verdad?
Cerré el álbum y lo tiré a la basura.
-¿Por qué lo haría? Si me emocionara, sería como reírme de todo el esfuerzo que he hecho.
Mi amiga suspiró de alivio. Pero hay algo que tal vez te interese.
De su boca escuché la historia de Ruth. Al parecer, había sido un gran escándalo en las noticias del país. La atraparon en el acto siendo la tercera en discordia y la esposa Negítima la golpeó.
Intentó limpiar su imagen con una transmisión en vivo.
Pero en lugar de eso, se descubrieron más de sus trapos sucios. Se decía que era reincidente. Incluso los blogs que escribió mientras intentaba conquistar a Alfonso fueron desenterrados.
Su diario de amor se volvió en su contra, y la gente la criticaba sin piedad:
[¿Sabía que era la tercera en discordia? ¡Qué descaro, esto me da un dolor de cabeza!]
[No puedo creer que alguien describa ser la otra de una manera tan poética.]
[Confesarse antes de la boda y ofrecer su primera vez, ¿en qué mundo vive esta loca?]
[Si yo fuera la prometida, también le daría su merecido.]
[La mujer es despreciable, pero ese hombre tampoco es inocente. Si él hubiera puesto límites, ¿ella habría podido actuar así?]
Así que todos estaban pendientes del desenlace de esta relación. Alguien que sabía del tema dijo que la novia había huido el día de la boda.
El novio buscó por toda la ciudad y no pudo encontrar a su novia desaparecida. Se volvió loco.
Los internautas lo criticaron duramente.
212
Capitulo
-Espero que nunca te cruces con esos dos seres tóxicos en tu vida -dijo mi amiga.
Como si lo hubiera invocado, después de dar mi discurso como una de las mejores doctorandas, lo vi en el backstage: Alfonso.
Me sujetó de la muñeca. -Noe.
-Noe, lo siento, ¿me puedes escuchar un momento?
Retiré mi mano, mis ojos solo mostraban indiferencia. -¿Eso importa?
Su rostro se veía abatido, apenas podía hablar. -Noelia, no me puedes tratar así. Incluso los criminales tienen derecho a defenderse. No puedes condenarme sin darme una oportunidad.
Lo miré, tranquila, a ese rostro que una vez amé. Un final inevitable no cambiará porque digas lo siento, ni porque intentes explicarte.
Él insistió. -¿No me darás ni una oportunidad para enmendarme?
-¿Tiene sentido? Cuando dijiste que solo estabas conmigo porque te daba asco Vicente, ya no había futuro para nosotros.
Pensé un poco y continué. -Tal vez al principio quise vengarme de la misma manera, acompañándote en ese teatro que llamabas felicidad. Tal vez tenía una pequeña esperanza en ti, pero te aferraste a la idea de que huiría de la boda solo para humillarme. Alfonso, no tengo nada más que decirte. No te debo nada.
-Soy yo quien te debe -Alfonso replicó, sus ojos rojos y llenos de, desesperación-. Por eso vine a buscarte. Nunca planeé huir de la boda. Siempre supe que tú eras mi verdadera novia.
-La única novia en mi vida.
Antes, al leer novelas, cuando la protagonista dejaba al protagonista masculino después de acumular suficiente desilusión, esperaba ansiosa el momento en que él intentaba recuperarla. Creía que su arrepentimiento y culpa eran el mayor castigo para él.
Pero ahora que esto me sucedía a mí, no sentía la satisfacción que había imaginado.
3/3