Capitulo A
Mercedes anta somma, son asentir ni negar con la calussa.
En el founda, ya habis tomado una decisión, así que la actitud de Consusto no le importaba
En cuanto al bebe…
El bebe ya no estaba, y el aún no lo sabia.
Para mostrar su agradecimiento, Consuelo invitó a Mercedes y Océano a Genar juntos Apenas habian llegado al restaurante y servido los platos, cuando el celular de Océane
volvio a sonar
El señalo su celular a Mercedes, se levantó y se dirigió a otro lade Emplesen ustedes, voy a atender una llamada
Mercedes solo quería comer tranquila, pero Constielo no estaba dispuesta a permitirle
Consuelo miró a Mercedes, que comía en silenció, y de repente hablés Mira, aunque te lo haya dado a ti, si yo lo quiero, el aún me to dard/
-¿Todavía no te rindes, muchachita? Si tienes algo de sentido, te harlas un aborto y te alejarías, te quedarías con algo de dignidad. Si esperas a que Océano se canse de ti y te eche, terminarás siendo el hazmerreir de todos.
Mercedes frunció el ceño, encontrando a Consuelo insoportablemente fastidiosa
No podia entender cómo alguien podía seguir involucrándose con una persona sabiendo que ya tenía una familia, y luego tener la audacia de confrontar a la pareja legítima.
-¿Ya terminaste de hablar? Mercedes finalmente levantó la cabeza, pero su reacción fue completamente diferente a lo que Consuelo esperaba,
No había tristeza, ni enojo, ni siquiera molestia,
Consuelo, no satisfecha, estaba a punto de decir algo más cuando vio algo de reojo y rápidamente cambió su actitud. Tomó la sopa caliente de la mesa y se la arrojó encima.
-¡Ah!
Un grito resonó y Océano llegó apresurado, corriendo hacia Consuelo, quien cayó en sus brazos, y él la sostuvo firmemente.
Entonces, ella levantó la mirada, con lágrimas en los ojos y una expresión de sufrimiento en el rostro,
-Océano, no culpes a Mercedes, Que me hayas dado la casa es motivo suficiente para que Mercedes sienta enojo,
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Capitulo
La voz de Consuelo, llena de aflicción contenida y su expresión de víctima, hicieron que Océano sintiera una gran compasión. Solo entonces, Mercedes se levantó y lo miró directamente. No fui yo. Yo no le arrojé la sopa.
-Merce, aunque no estés de acuerdo, no deberías lastimar a alguien -dijo Océano, claramente sin confiar en ella. Sin embargo, al ver el rostro pálido de Consuelo, decidió no seguir discutiendo, la levantó en brazos y se fue con prisa.
Mercedes no fue al hospital, sino que regresó sola a casa. Cuando Océano volvió, ya era muy tarde. La miró con una expresión rara vez vista en él: rostro serio, pero aún trató de convencerla de que cediera.
-Consuelo tiene quemaduras graves. Debes ir a disculparte.
Pero ella obstinadamente negó con la cabeza, repitiendo una y otra vez: -Yo no le arrojé la sopa, y no me voy a disculpar.
Océano se frotó las cejas, finalmente incapaz de contener su frustración.
-Estás siendo muy irracional. Consuelo es, después de todo, mi amiga…
¿Amiga o algo más?
Mercedes lo miró fijamente, conteniendo las palabras que quería decir. -Si no me crees, entonces revisa las cámaras.
Océano pensó que solo era un berrinche infantil, y dejó de intentar convencerla. La tomó del brazo y comenzó a llevarla hacia la puerta.
Ella se dio cuenta de que pretendía llevarla al hospital para disculparse. Pero, ¿por qué disculparse por algo que no hizo?
Luchó con todas sus fuerzas para soltarse, y en el forcejeo, Océano la soltó, haciendo que Mercedes cayera hacia atrás por la inercia.
-¡Pum!
La frente de Mercedes golpeó con fuerza el borde de la mesa, y de inmediato comenzó a sangrar profusamente. Con un dolor intenso, sintió algo caliente resbalando por su frente, cubriendo su vista con un velo rojo.
-¡Merce!
Océano no esperaba que algo así sucediera, y se quedó paralizado por un segundo antes de levantarla rápidamente, llevándola afuera para subirla al auto y llevarla al hospital a toda velocidad.
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