Capítulo 13 

Mercedes y Manolo salieron del laboratorio solo para encontrarse con que Océano ya no estaba por allí. 

-Merce, ¿quieres comer algo? 

Ambos habían cambiado sus batas de laboratorio y ahora caminaban juntos hacia la salida. Mercedes meneó la cabeza, dudosa.. 

-No sé, podemos ver qué encontramos. 

Nunca había sido exigente con la comida, aunque, en parte, era porque no se había acostumbrado del todo a la gastronomía de Sierra Plata. 

-Siempre que estamos en el laboratorio nos olvidamos de comer. Ahora que tienes un descanso, deberías aprovechar y comer bien. No querrás caer agotada antes de terminar el proyecto -Manolo frunció el ceño al ver que Mercedes parecía querer pasar por alto el almuerzo de nuevo-. ¡Ya sé! Hoy el experimento terminó temprano. Vamos a comprar algunos ingredientes y yo te preparo algo especial. 

Mercedes arqueó una ceja, sorprendida. 

-¿Tú sabes cocinar? 

-No sabía, pero después de tanto tiempo en Sierra Plata, uno aprende a hacer de todo -Manolo se rascó la cabeza, algo avergonzado. Mercedes no pudo evitar sonreír ante su gesto. 

-¡Perfecto! Entonces espero con ansias probar la especialidad de nuestro chef Manolo. 

Mientras platicaban, se alejaron del laboratorio. Ninguno notó que, a pocos metros detrás de ellos, Océano los miraba con una mezcla de melancolía y resignación. Sintió como si algo importante se alejaba de él para siempre. Con una sonrisa amarga, se dio la vuelta y se dirigió en la dirección opuesta. 

Tres días después, mientras Mercedes se concentraba en el experimento, su maestro entró al laboratorio con noticias emocionantes. 

-A partir de hoy, el laboratorio ofrecerá comidas gratuitas: tenemos una variedad desde platillos latinos hasta comida italiana. 

Las exclamaciones de alegría no se hicieron esperar, pero Mercedes permaneció pensativa. Esto debía ser obra de Océano. No creía que él hubiera adivinado su disgusto con la comida local desde su conversación, pero la coincidencia era demasiada. Quizás, cuando accedió a ir a casa de Manolo, Océano los había escuchado. 

Mercedes sacudió la cabeza, intentando apartar esos pensamientos. Al fin y al cabo, no 

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Capitulo 13 

había razón para rechazar comida gratuita. 

De regreso en su país, en casa de Consuelo. 

Era la primera vez que Océano la buscaba desde su regreso. Consuelo se acercó, radiante de felicidad. Después de todo, las cosas le habían salido bien; había vuelto a estar cerca de quien amaba. Aunque él había estado casado, gracias a sus esfuerzos, finalmente había logrado verlo divorciado. 

Mercedes había tomado la decisión de irse por su cuenta. Cuando Consuelo le había sugerido que se sometiera a un aborto y se marchara, Mercedes lo había hecho sin protestar. Aunque Océano había tenido problemas para aceptarlo al principio, Consuelo siempre había creído que era cuestión de tiempo. 

Ahora, aquí estaba él, buscándola de nuevo. 

-Océano, ¿qué te trae por aquí? 

Sin embargo, su alegría se desvaneció al ver que él entraba sin expresión alguna. Una sensación de mal augurio se apoderó de ella. 

Océano se dirigió al sofá sin responderle, su mirada fría y distante la hacía estremecer. 

-¿Por qué? 

La pregunta, lanzada sin contexto, la descolocó. 

-¿Por qué qué? -respondió, intentando sonar despreocupada, pero la incertidumbre la invadía. 

-¿Por qué enviaste esos mensajes a Merce? ¿Por qué dijiste esas cosas? ¿Por qué la traicionaste? -La pregunta de Océano cayó como un balde de agua fría, haciéndola sentir que el suelo se abría bajo sus pies. 

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