Capítulo 18
Justo después, los Lacayo y Ciro llegaron apresurados al lugar. Al ver la escena, Vanesa se desplomó en el suelo, llorando desconsoladamente: Mi hija, Felisa, ¿cómo pudiste
hacer esto?!
Gonzalo, con los ojos llenos de furia, miró a Felisa con desprecio: Tú, ingrata! Hacer algo tan terrible… ¿Cómo puede nuestra familia, los Lacayo, tener a alguien como tú?
Ciro, lleno de culpa y ansiedad, fijó su mirada en el cuchillo que Felisa sostenía, temiendo que en un arrebato lastimara a Raquel, y le dijo en voz baja: -Felisa, si tienes algo contra alguien, que sea conmigo. Deja ir a Raquel, ella no tiene culpa de nada.
Felisa, viendo las reacciones de todos, sonrió de manera torcida, agitando con locura el cuchillo en su mano: Inocente? ¡Ella me quitó todo! ¡Mi familia, mi amor!
Con una mirada llena de odio, observó a todos y gritó: -¡Bien! Si tanto les importa, jarrodillense!
Raquel, incrédula, le dijo: -Felisa, ¿qué estás…?
Antes de que pudiera terminar, Eduardo fue el primero en arrodillarse. Luego lo siguieron Fabio y Antonia, después Ciro. Más tarde, Gonzalo, Vanesa y Sergio también se arrodillaron frente a ella.
-Nos arrodillamos, por favor, suelta a Raquel -dijo uno de ellos.
Raquel se quedó paralizada al ver la escena.
Sin embargo, Felisa, al verlos a todos arrodillados, no sólo no quedó satisfecha, sino que se volvió aún más desquiciada.
-¡Así que aman tanto a Raquel! ¿Por ella están dispuestos a arrodillarse?
-¿Y yo qué? Papá, mamá, hermano, tío… Antes era a mí a quien más querían -dijo Felisa, con sus ojos recorriendo a los Lacayo y a Ciro, mostrando una mezcla de dolor y locura en su mirada.
-Y ustedes, la familia Velásquez, ¿no son los más distinguidos? ¡La familia más rica del mundo, y aun así se arrodillan por una cualquiera! ¿Por qué? ¡¿Por qué?!
-¡No es sólo arrodillarse! -gritó Eduardo-. ¡Si la dejas ir, estoy dispuesto a morir!
Gonzalo, mirando a Felisa çon tristeza y resignación, dijo con voz temblorosa: -Felisa, te quisimos mucho, pero mira lo que has hecho. Has lastimado a Raquel una y otra vez; tu corazón está lleno de celos y odio.
Vanesa, llorando y suplicando, añadió: -Despierta, por favor, no sigas por este camino. Haciendo daño a Raquel, no encontrarás felicidad.
Sergio, con el rostro lleno de tristeza, dijo: -Felisa, tú no eras así antes. ¿Qué te hizo
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Capitulo 18
convertirte en esto?
Ciro exclamó con firmeza: -Felisa, no sigas cometiendo errores. Raquel es inocente, déjala ir.
Felisa, sin escuchar, de repente detuvo sus acciones, mostrando una sonrisa extraña.
Con el cuchillo aún en la mano, llevó a Raquel hacia la puerta.
Momentos después, sacó de su bolsillo un control remoto: Nadie’se va de aqui! He preparado todo, hay bombas escondidas. Si presiono este botón, todos moriremos!
Todos se quedaron atónitos, incapaces de creer que Felisa fuera capaz de algo tan
extremo.
Antes de que pudieran reaccionar, Felisa empujó a Raquel al interior, dejó caer la bomba y cerró la puerta con llave.
Acto seguido, la bomba explotó cerca de Raquel.
-¡Raquel!
Todos corrieron desesperados hacia Raquel.
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