Capítulo 20
Simón y Victoria no se detuvieron mucho tiempo; reservaron el vuelo más temprano a Sierra Plata y se dirigieron directamente al aeropuerto.
Debido a la diferencia horaria entre los dos lugares, catorce horas después, cuando llegaron a Sierra Plata, aún era de noche. Buscaron un hotel cerca del laboratorio para pasar la noche.
Al ver a sus padres aparecer de repente, con signos evidentes de un largo viaje, Mercedes sintió una mezcla de emoción y nostalgia. Después de un gran abrazo, Victoria, de pronto, puso cara seria.
-Te viniste a Sierra Plata a investigar sin decir una palabra, cambiaste de contacto y ni te molestaste en avisar a tus papás. ¡Vaya que te creció el coraje, eh! Si no hubiéramos venido por nuestra cuenta, ¿hasta cuándo pensabas ocultárnoslo?
Al escuchar el reclamo de su madre, Mercedes desvió la mirada solo para encontrar la misma expresión de desaprobación en el rostro de su padre. Se sintió un poco culpable y bajó la cabeza.
Decidir irse al extranjero con Manolo para seguir investigando fue algo que Mercedes no discutió con nadie, ni siquiera con sus padres.
Mercedes confiaba en que sus padres la amaban, pero temía que Simón y Victoria quisieran que, como buena hija, su destino fuera encontrar un buen esposo, y que al saber de su decisión de irse, se opusieran rotundamente.
Jugando con el borde de su ropa, finalmente susurró con tristeza:
-Papá, mamá, no quiero casarme otra vez. Quiero seguir el sueño que no pude completar…
Simón, al ver su expresión melancólica, comprendió sus pensamientos y suspiró.
-Está bien, hija. Si quieres seguir adelante, hazlo. Puede que sea difícil, pero es lo que te gusta. Lo que es para ti, nadie te lo va a quitar. Casarse sin encontrar a la persona adecuada puede ser más complicado que eso.
Victoria le acarició el cabello con ternura.
-Sí, mientras seas feliz, nosotros no te detendremos. Solo esperamos que te cuides bien, ¿de acuerdo?
Mientras conversaban, Manolo se acercó sin hacer ruido, justo cuando Mercedes, llena de energía, dijo:
-Papá, mamá, no se preocupen. ¡Me cuidaré bien!
Al oír su promesa, Simón y Victoria agregaron nuevamente a Mercedes a sus contactos.
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Capitulo 20
Estaban a punto de irse tranquilos cuando vieron a Manolo acercarse, lo que los hizo preguntar con curiosidad.
-¿Y este muchacho quién es? -preguntó Simón.
-Papá, mamá, él es Manolo, un compañero de la universidad y ahora del laboratorio- explicó Mercedes con una sonrisa mientras lo presentaba.
Manolo, adelantándose, extendió su mano para saludarlos.
-Sr. Simón, Sra. Victoria, mucho gusto.
Después de estrechar manos, Manolo, sin querer interrumpir más la reunión familiar, se adentró en el laboratorio. Cuando Mercedes estaba a punto de seguirlo, Victoria, de repente, comenzó a preguntar con interés.
-¿Y cuántos años tiene? ¿Tiene novia?
Mercedes, aunque un poco sorprendida, respondió sin pensarlo mucho. Al fin y al cabo, eran sus padres quienes preguntaban.
-Manolo tiene 26 años y no, no tiene novia. ¿Por qué preguntas?
Victoria quedó satisfecha con la respuesta. La edad era adecuada, estaba soltero, y recordaba haber visto la sonrisa tierna y resignada de Manolo cuando miraba a Mercedes. Con una mirada curiosa, le dio una palmadita en el hombro.
-¿Y qué piensas de él? ¿Cómo se porta contigo?
Mercedes, confundida por la pregunta, miró a Victoria. No sabía qué pasaba por su mente, pero al no notar nada extraño en su expresión continuó.
-Manolo es una gran persona, siempre me cuida mucho. Gracias a él, pude volver al laboratorio…
Al hablar de Manolo, Mercedes no pudo evitar explayarse, sin darse cuenta de la sonrisa casi imposible de disimular en el rostro de Victoria.
-Bueno, entonces asegúrate de llevarte bien con él -comentó Victoria con una sonrisa que lo decía todo.
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