Capítulo 25
Mercedes sintió como si un trueno resonara en sus oídos. La mano que sostenía su celular bajó lentamente, mientras la voz de Abril seguía resonando, preguntándole insistentemente. Finalmente, quizás interpretando el silencio como una negación, Abril suspiró y colgó la llamada.
Manolo salió del dormitorio, notando que Mercedes estaba inmóvil,algo desconcertado, preguntó:
-¿Qué pasa?
-La mamá de él me llamó. Me dijo que tiene cáncer de hígado y que no le queda mucho tiempo -respondió Mercedes, volviendo la mirada hacia él con un aire de confusión. Extendió sus manos hacia Manolo, buscando consuelo en su cálido abrazo, permitiendo que su mente recobrara la calma.
Él la abrazó y la condujo al sofá para sentarse. Con un tono extraño y voz apagada, preguntó:
-¿Te arrepientes?
¿Te arrepientes de haberte divorciado de él y haber venido conmigo al extranjero?
Mercedes negó con la cabeza.
-Solo me asombra lo impredecible que es la vida, Manolo. Justo ahora que tenemos un tiempo de descanso, ¿me acompañarías a regresar por un momento?
Manolo permaneció en silencio por un largo rato. Justo cuando Mercedes pensaba que se había quedado dormido, al empujarlo, vio en su rostro una expresión de “¿me vas a dejar?“. Ella soltó un suspiro, despeinando el cabello que él acababa de arreglar con
esmero.
-Él está muy mal, no te pongas celoso. Solo quiero verlo una vez más, para cerrar ese capítulo de mi vida -dijo Mercedes.
Finalmente, Mercedes regresó al país, acompañada de Manolo.
Golpeó la puerta y Abril salió de la habitación del hospital. Al verla, sù mirada era un mar de emociones encontradas.
-Pensé que no vendrías -dijo Abril.
Mercedes apretó la mano de Manolo antes de responder:
-Solo vine a verlo una vez. Después de esto, no volveré.
Después de todo, habían sido esposos durante tres años. Antes de descubrir lo de Consuelo, él no la había tratado mal. Ahora, al enterarse de su enfermedad, Mercedes no podía evitar sentir un nudo en el estómago.
Capitulo 25
-¡Él está así por tu culpa! -exclamó Abril, incapaz de contener las lágrimas, su voz resonó llena de acusaciones-, Desde que te divorciaste de él, se dedicó a beber todos los días. Si no fuera por eso, ¿cómo podría estar tan enfermo a tan temprana edad?
Manolo iba a responder, pero Mercedes lo detuvo, y mirando a Abril, su mirada se volvió
firme.
-Sra. Abril, la sigo llamando señora por respeto, pero sí Océano no pudo controlarse, ¿qué culpa tengo yo? No fui yo quien lo llevó a engañarme o a caer en el alcoholismo. No. me atribuya responsabilidades que no me corresponden.
Con estas palabras, Mercedes siguió su camino hacia la habitación sin detenerse. Manolo, siguiéndola, le lanzó a Abril una mirada de desdén antes de entrar.
El estado de Océano era lamentable, pero al ver a Mercedes, forzó una sonrisa.
Ignorando deliberadamente a Manolo, quien había entrado con ella, Océano trató de centrarse en Mercedes. Manolo, por su parte, tomó una silla y se sentó, ajeno a todo.
-Merce, lo siento.
Al cabo de un año, esas fueron las únicas palabras que pudo dirigirle. Mercedes no respondió, ni aceptando ní rechazando el gesto, consciente de su condición y sin querer agitario.
Océano, sin embargo, comenzó a hablarle de los eventos recientes, como si intentara justificarse.
Le contó que no se había casado con Consuelo; que, al ser expuesta por interferir en su matrimonio, su carrera sufrió. Al no poder aferrarse a él, buscó a otros hombres. poderosos, pero fue rechazada, convirtiéndose en la burla de todos al terminar como amante de un hombre mayor.
Le habló de su autodestrucción, su adicción al alcohol que deterioró su salud.
-Merce, tenías razón. Yo mismo me llevé a este estado.
Sus ojos se humedecieron, una lágrima rodó por su mejilla. Mercedes, con un gesto lleno de melancolía, la limpió, recordando las veces que él había hecho lo mismo por ella en el pasado.
-Tienes que seguir adelante,
Ambos debemos seguir adelante. Mirar al pasado solo traerá más dolor.
Océano negó con la cabeza, su respiración era un esfuerzo.
-No puedo seguir adelante, Merce. No me vas a perdonar, ¿verdad?
Mercedes no respondió, solo se levantó y tomó la mano de Manolo,
-Ahora soy feliz -le dijo a Océano,
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Capitulo 25
He seguido adelante. No quiero seguir anclada en el pasado.
Voy a seguir caminando, hacia un futuro donde tú ya no estás.
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