as de seguir siendo un estorbo en ese lugar.
-No hace falta, ya me voy de aqui -aventó Pamela, sin ganas
Apenas dio un paso, una mano calida y firme la sujeto de la muñeca. Se topó de frente con la mirada despreocupada de
Gines
-Tú quedate, yo me cambio de cuarto soltó el, como si le diera igual todo.
Pamela funció el ceño y estuvo a punto de zafarse, pero Ginés le soltó la mano antes de que pudiera intentarlo, marcando distancia a propósito.
-Si te vas ahora, ¿cómo le explico a la abuelita?-dijo, dejando claro que no queria problemas con la familia.
Pamela captó al instante la intención y no pudo evitar indignarse.
-Asi que quieres que te cubra mientras estás con Dana? ¿Me quieres de cómplice para que le des el avión a tu abuela?
¿Eso era lo que pensaba de ella? ¿Solo servia para que él saliera bien parado?
Ginés la miró fijo mientras acomodaba los puños de su camisa.
-Si no hubieras venido, no tendríamos este lio–espeto, como si todo fuera culpa de Pamela
Sintió como si le hubieran echado un balde de agua helada directo al pecho. ¿De verdad tenia el descaro de culparla a ella? Pamela apreto los labios y decidió ponerle precio a la farsa.
-Está bien, pero aprueba hoy mismo mi renuncia–pidió, sin titubear.
Los ojos de Gines se entrecerraron apenas y, por un segundo, pareció que esbozaba una sonrisa dificil de descifrar
-Hecho–respondió, con una calma que la desarmó.
Pamela no supo qué significaba esa sonrisa, ni le interesaba averiguarlo. Dio media vuelta y se fue directo a su cuarto.
Ahora todo tenia sentido. No era extraño que e Ginés no le hubiera contado nada sobre el viaje a Montaña Amanecer, seguramente todo era para traer a Dana y tener su cita romántica en secreto. Si Pamela lo hubiera sabido, ni loca habria aceptado venir. Se masajeó las sienes, tratando de espantar la incomodidad que la invadia, aunque en teoria ya no le importaba ese tipo de cosas.
Empezó a acomodar la ropa en su maleta, buscando distraerse. Revisó en el celular las actividades que ofrecía la casa de huéspedes. Habia de todo: desde talleres de cocina hasta un pequeño campo para montar a caballo. Incluso se podia pasear con un guía. Eso si le llamaba la atención.
Sin pensarlo más, se encamind at establo. Al llegar, una voz femenina y juguetona la sacó de sus pensamientos:
Hugo! ¡No me empujes, qué te pasal Te pasas de lanza!
-Sel caballo brinca, ahora resulta que es mi culpa?-contestó un hombre con aire despreocupado, medio burlon.
Pamela se quedo quieta, mirando sin querer la escena. Hugo y una chica iban montados juntos en el mismo caballo. El la sostenia de la cintura con una mano, y con la otra sujetaba las riendas. De repente, la giró suavemente y la beso, como si el mundo no existiera
Pamela sintió que la mirada de Hugo se cruzaba con la suya Ella miró serio, con un aire que casi rayaba en el fastidio. Era la primera vez que Pamela sentia que Hugo queria que ella desapareciera, que les estaba echando a perder el momento.
Aquello la hind en lo más profundo. Durante años, Hugo la habia cuidado, la había hecho sentir que era la única persona importante en su vida. Fue su primer amor, el hombre por quien se desvelaba soñando con un futuro juntos Incluso, cuando el cayo preso tres años atrás, Pamela aceptó casarse con Ginés solo porque Basilio le prometio que asi reducirian la condena de Hugo
Aunque el pasado ya no pesaba como antes, Hugo seguia siendo alguien fundamental para ella, el hermano, el amigo, el refugio ¿Cómo podia ahora tratarla con tanta indiferencia? ¿En qué momento todo se habla convertido en cenizas?
Pamela se dio la vuelta, resignada a marcharse sin saludar
En eso, Violeta la vio y le grito con entusiasmo
-Pamela ¿Tú también andas por aqui? Vente, vamos a comer algo. Mi amiga Dana y su novio también andan por ahi. Pamela se quedó helada un instante. Asi que Violeta conocia a Dana Eso solo podia significar que Hugo ya estaba al
Capitulo 15
tanto de lo mal que iba su matrimonio. Y. a decir verdad, a nadie parecia importarle lo que le pasara a Pamela como de Ginés.
No, gracias. Va comi–contesto Pamela, con una pesadez que la hizo girar sobre sus talones y alejarse.
Violeta la miró con preocupación y le susumó a Hugo:
-Oye, ¿y si tu hermana está enferma? La vi medio mal. ¿Por qué no la alcanzas?
Hugo ni se inmutó.
-Ya está bastante grande, que no exagere. No le va a pasar nada -dijo, con una indiferencia que dolia.
-¿Por qué eres tan insensible con ella?-le recriminé Violeta, sin entender.
Hugo se encogió de hombros, y una sonrisa apenas asomó en su rostro.
esposa
Es solo una hermana. Tres años encerrado y solo tú y Perla me visitaron. ¿A quién deberia cuidar más? Eso si lo tengo claro.
Violeta se sonrojó y le dio un golpecito en el brazo.
-Al menos tienes algo de corazón….
Pamela no salió más de su cuarto ese día. No importaba con quién se topara, siempre terminaba sintiéndose fuera de lugar. Era la esposa de uno, la hermana del otro, la persona que en algún momento ocupó el centro de sus vidas y que ahora estaba completamente apartada.
¿De verdad valia la pena seguir preocupándose por eso? Decidió dejar de pensar. Se distrajo navegando durante horas en foros extranjeros de drones, se tomó la medicina y se dejó caer en la cama hasta quedarse dormida.
Al despertar, tenia la decisión tomada bajaria la montaña ese mismo día.
A las ocho en punto de la mañana, salió de la habitación. Al abrir la puerta, se encontró de frente con la escena más incómoda que podia esperar, Justo enfrente, del otro lado del pasillo, la puerta de la suite se abrió.
Ginés y Dana salieron juntos, caminando uno al lado del otro…