Miguel reaccionó rápido y soltó:
-Señor Leyva, hoy la señorita Vivez no subió.
Eso quería decir que ni siquiera le había llevado el almuerzo.
Ginés entrecerró los ojos, pensativo, como si pasara revista mentalmente a los últimos dias.
Miguel no pudo aguantarse y agregó:
-Ya le pregunté al área de relaciones públicas, dicen que la señorita Vivez tampoco fue a trabajar, que incluso ya renunció oficialmente ¿Será que la señorita Vivez le está haciendo berrinche, señor Leyva?
Antes, Pamela siempre buscaba llamar la atención, todos los dins llegaba a traerle el almuerzo, aunque la mayoria de las veces Gines ni lo tocaba, a veces hasta le pedia a Miquel que se encargara él,
¿Renunció?
Ginés, en el fondo, nunca se había tomado muy en serio que Pamela quisiera dejar el trabajo.
Sabia cuanto necesitaba ese puesto bien pagado y con prestigio.
Pero ahora…
No pasaría mucho tiempo antes de que volviera, más racional, a pedir el trabajo de regreso.
Ginés únicamente sonnó con desgano, desbloqueo su celular y empezó a revisar los chats de WhatsApp, hasta que llegó al de Pamela. Se detuvo en el último mensaje que ella le habia mandado, hacia ya una semana: le preguntaba si queria ir a
cenar a casa
Desde aquel dia que él no la acompañó al hospital y, después, fue al cumpleaños de Dana, Pamela no le había vuelto a
escribir
Miguel, moviendo la cabeza con desdén, comentó:
-Según yo, la señorita Vivez solo se está dando su taco. Las mujeres siempre salen con lo mismo, seguro no aguanta mucho y va a regresar como si nada hubiera pasado
¿No era más que una jugada para llamar la atención de señor Leyva?
¿Acaso él la iba a pelar?
Ginés se o
quedo mirando la foto de perfil de Pamela unos segundos, luego guardó el celular, completamente indiferente. No pensaba mandarle ningún mensaje para preguntarle si pasaba algo.
Se puso de pie
-Reserva un restaurante, voy a comer con Dana
Antes de salir, levantó la mirada y preguntó:
-Joaquin y Fabián, choy iban a ver a Pablo de JS, verdad?
-Si, señor Leyva, quiere que les diga algo?
Gines ya iba caminando hacia la puerta
-Diles que hagan el enlace y lleven a Dana para que se
presente.
Miguel puso cara de “sabia que esto iba a pasar
Solo la señorita Sabin lograba que el señor Leyva se preocupara asi
Por la tarde, Higinio tuvo una reunión de última hora y quería llevar a Pamela con el
Pamela últimamente no se sentia bien del estómago, y como sabia que no podia tomar alcohol por el cáncer, buscó cualquier excusa para no ir Higinio no insistió y solo le pidió que, cuando terminara, fuera por él.
Así que Pamela decidió ir a caminar un rato por ahi
Capitulo 21
Por años se habla dedicado de lleno a cuidar de Ginés, al grado de olvidarse de sí misma, incluso algo tan sencillo como salir de compras era casi un lujo, un gusto que rara vez se permitia.
Ginés era tan exigente con la comida, la ropa, los detalles, que Pamela nunca se atrevió a poner atención en sus propias necesidades.
Ahora cuando ni siquiera sabia si saldria bien del tratamiento, lo mejor que podía hacer era aprovechar y disfrutar lo que
tuviera de vida
Después de un rato, empezó a sentir frio y buscó en el carro la bufanda que su abuelita le habia tejido, enrollándosela al
cuello.
Regreso al restaurante, preguntó por el piso donde estaba la reunión de Higinio y subió directo
Apenas llegó a la puerta, escuchó desde adentro:
-El señor Leyva de verdad aprecia a la señorita Sabin, se nota que vino especialmente para que la conozcamos. Para nosotros es un honor conocer a una mujer tan excepcional como la señorita Sabin.
Pamela miro hacia adentro. Ginés, tan alto y seguro, tenia el brazo ligeramente alrededor de Dana, y al voltear a verla, sus ojos dejaban ver esa mirada suave, llena de admiración.
-Se ven inseparables, ¿eh? Yo creo que la señorita Sabín muy pronto va a ser la esposa del señor Leyva, ¿no?
-Qué suerte tiene el señor Leyva de tener a su lado a una mujer como la señorita Sabin. Seguro con ella en casa todo está
wen orden
Gines, con voz grave y calmada, respondió:
-Las manos de Dana no están hechas para las tareas domésticas. Ella tiene su propio mundo, donde puede volar alto.
La mano de Pamela en el picaporte se fue enfriando poco a poco.
¿Dana era una princesa, digna de todo? ¿Y ella? ¿Solo servía para quedarse en casa como ama de casa?
Dentro del privado también estaba Higinio, pero no dijo nada.
Pamela entendió perfectamente de qué iba el juego.
Hoy Higinio no había logrado ver a Dana, pero Ginés tenía todos los recursos para cuidarla, darle oportunidades, presentarla en sociedad. Nadie más podia decidir sobre el destino de Dana.
Pamela respiro hondo. Aunque ya estaba a punto de tomar caminos separados de Ginés, todavia sentia una tristeza profunda por lo que alguna vez fue.
Apretó más la bufanda y bajó las escaleras, ocultando la palidez de su cara.
No tardó mucho en llegar Higinio.
Venia claramente molesto, y al ver por la ventana la otra bufanda sobre la consola del carro, soltó
-Hace un frio tremendo, pásame esa bufanda, ¿no?
Pamela se la dio sin pensarlo.
10
Al final, para Ginés esa bufanda no significaba nada; no queria que él echara a perder el cariño de su abuelita. Mientras se la ponia, Higinio masculló entre dientes:
-Vaya con Ginés, tan listo y con tantas conexiones. Ni me imaginé que hoy iba a llevar a Dana a la reunión, para que yo la conociera. ¿Qué nivel tiene ella y quién soy yo para compararme?
Mientras tanto, el grupo de Gines salia al estacionamiento
Joaquin fue el primero en notar a Pamela y Higenio del otro lado, y en seguida se fijo en las bufandas a juego que llevaban Con cara de sorpresa, exclamó
-¿Pamela está engañando a su esposo con otro?
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Capítulo