Fabián no dijo nada.
Sin embargo, en el fondo aceptaba parte de lo que Joaquin acababa de decir.
Joaquin clavó la mirada en Ginés, seguro de si mismo:
-La neta, yo creo que Pamela nada más está compitiendo con Daria. Si a Dana le interesan los drones, ahí tienes a Pamela queriendo hacerse la interesante. Si Dana anda detrás de Higinio, pues Pamela va y entra a trabajar a Tecnologia Fl. Todo eso, solo para llamar tu atención, hermano
En cuanto a las vueltas que se dan las mujeres, él ya se las sabia de memoria.
Una mujer que no consigue el amor termina armando drama y haciendo escándalo.
Ginés no respondió, porque justo en ese momento sono su celular. Era la abuelita. Se levantó y salió del lugar para contestar
¿Cómo que todavia no te duermes, abuelita?
La abuelita solto un bufido:
-¿Y tu? ¿No estabas acompañando a Pamy?
Ginés se llevó la mano a la frente.
-He estado ocupado con el trabajo.
-¡No me salgas con eso! ¡No creas que no me entero de lo que se anda diciendo! ¿Con quién andas tan pegado últimamente, eh? -la abuelita estaba al borde del enojo.
Ginés alzo la mirada
-¿Quien te dijo eso?
-¡Ah, entonces si traes algo entre manos! -la abuelita se quejó como si el mundo se le viniera encima Ginés! ¡Pamy es una muchacha buenisima! Si la lastimas, ¿no te da miedo que te caiga un rayo?
Ginés lo tomó a la ligera.
-¿Tan grave es?
Ese tono desinteresado de Ginés solo hizo que la abuelita se enfureciera más
-Si no quieres que me muera de un coraje, mañana mismo te traes a Pamy a la casa! No es una invitación, es una orden!
Y así, enfadada, la abuelita le colgó de golpe
Ginés se quedó un rato parado, una mano en el bolsillo, mirando la pantalla del celular. Abrió la conversación de WhatsApp con Pamela, pero luego salió de ahí y decidió llamarla directamente.
Ya eran las once de la noche
Pamela acababa de quedarse dormida cuando el teléfono la desperto.
Ella siempre había tenido hábitos de sueño regulares, casi nunca trasnochaba, y Ginés lo sabia muy bien
A pesar de eso, Pamela siempre habla sido paciente. Fuera la hora que fuera, él podia marcarle y pedirle lo que fuera, ella jamás se enojaba ni lo rechazaba
Incluso si de repente sentia desánimo o molestia, se lo guardaba para si misma, y luego seguia intentando agradarle, buscaba ser atenta y confoca
Ginés nunca tuvo que preocuparse por ella.
Pamela contectó todavia medio dormida y funció el ceño:
-¿Qué pasa?
La voz de Cinés sono boja y sin emociones:
Mañana toca ir conmigo a la casa de la familia Leyva, ¿puedes?
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e van a divorciar?
Capitulo 28
Pamela se despejó un poco.
¿A la casa de la familia Leyva? ¿Será que por fin van a decirle a la abuelita que se
No dudo ni un segundo.
-Claro que puedo
-¿Quieres que pase por ti?
-No, gracias. Yo llevo mi carro.
Del otro lado, Ginés colgó sin pensarlo dos veces.
Era como
si ya supiera lo que Pamela iba a responder y no quisiera perder ni un segundo más platicando con ella, como si temiera que ella fuera a aferrarse o buscarle conversación.
Pamela tampoco se detuvo a pensar en ese detalle.
Con tal de aclarar las cosas con la abuelita, se ahorraria muchos problemas después.
A la tarde siguiente, Pamela terminó el trabajo que tenía pendiente y se subió a su carro rumbo a la antigua casa de la familia Leyva
Cuando llegó, Ginés aún no había regresado. La abuelita, al verla, enseguida se puso de pie y le tomó las manos con preocupación:
-¿Por qué estás tan delgada, hija? ¿Te sientes mal o qué?
Pamela le apretó las manos y le sonrió con calidez.
-He estado muy ocupada en el trabajo, pero no pasa nada, abuelita.
Pero la abuelita no se quedó tranquila.
-Voy a pedirle al doctor que te revise, tienes que fortalecer ese cuerpo!
D sonná.
Pamela solo
-No se preocupe, de verdad. Yo sé cómo cuidarme.
-Todo es culpa de ese Ginés! ¡No tiene ni tantita consideración, no sabe cuidarte! ¡Mira, ni siquiera ha llegado todavia! ¡Quién sabe en qué anda metido!-la abuelita ya estaba molesta, como si le doliera la falta de interés de su nieto.
Pamela solo sonrió y no dijo nada más.
No es cuestión de si uno es atento o no.
Cuando se trata de la persona que uno ama, uno aprende solo, sin que nadie le diga nada.
La forma en que Gines cuidaba a Dana nunca necesitó instrucciones.
Seguro ahorita también estaba con Dana.
En ese morpento, la mamá de Ginés, Tina Leyva, bajó las escaleras. Al ver a Pamela, le lanzó una mirada rápida. -Vallegaste
Pamela vacilo un poco antes de saludar
-Hola, mamá
Después de todo, habla que esperar a que Ginés llegara para hablar sobre el divorcio, pero por educación debía saludar, Tina jarnás habla vi
con buenos ojos a Pamela y ni siquiera se molestó en fingir amabilidad. Frunció el ceño y preguntó
con desden
-¿Es cierto que ya no trabajas en LS?
Pamela no lo oculto
Si, acabo de terminar los trámites
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